“A los hombres les probaría cuán equivocados están al pensar
que dejan de enamorarse cuando envejecen, sin saber que envejecen cuando dejan
de enamorarse” (Gracia Márquez)
Los viejos hombres y mujeres, a veces ocultan sus
sentimientos amorosos ante los demás, porque sucede que no está bien visto o no
es normal ver dos ancianos enamorados. Pensamos que “normal” equivale a
abundante, habitual, a mayoritario pero, en realidad nos remite a la norma, a
la ley, al mandato social.
En general somos esclavos de aparentar, de mostrar algo que
no somos, de transformar nuestra vida en un escaparate incierto, por el qué
dirán.
Hoy en día, gracia a la mente abierta y actitud positiva de
algunos ancianos, vemos viejos rejuvenecidos psicológicamente, quizás
porque se mantienen enamorados, sea con su pareja de toda la vida u otra. En
alguna ocasión se ha dado la anécdota “simpática” cuando en la residencia o el
geriátrico algunos de los residentes se
ha hecho novios o “novietes” son viejos que afrontan la vida con un talante y
actitud de libertad madura conseguida con el paso de los años, son viejos
enamorados que no envejecen que, han superado las apariencias y se muestran tal
cual, sin prejuicios.
En esta vida siempre hay tiempo para volver a amar. El tiempo no tiene validez en una aventura como esta. Pierde importancia contar los años vividos, y aquellos que aún quedan por venir. Hay que recordar que la mente no envejece nunca si la ejercitas. Eso a Cupido le consta. ¿Y a ti?.
“¡Triste época la nuestra! Es más fácil desintegrar un átomo
que un perjuicio” (Albert Einstein)
En esta vida siempre hay tiempo para volver a amar. El tiempo no tiene validez en una aventura como esta. Pierde importancia contar los años vividos, y aquellos que aún quedan por venir. Hay que recordar que la mente no envejece nunca si la ejercitas. Eso a Cupido le consta. ¿Y a ti?.
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