Una bella mariposa se encuentra encerrada en una habitación
por descuido. Encontró una ventana abierta y entro atraída por el olor de un
ramo de flores depositado en un florero situado sobre la mesa junto a un
ordenado, dándole a la estancia un ambiente colorido y acogedor. Ella entro
para probar el delicioso néctar que prometían las hermosas flores, mientras se
posaba de flor en flor disfrutando de los diferentes aromas y sabores, completamente
absorta en su quehacer favorito perdió la noción del tiempo (que transcurría
placentero) y de todo lo que ocurría a su alrededor.
En un momento dado decide salir por donde ha
entrado, pero oh sorpresa, la ventana está cerrada, ¡atrapada! busca otra
salida, pero por más vuelos que da por aquel reducido espacio, no encuentra
nada. Exhausta, se posa en el sillón situado junto a la mesa y comienza a
pensar cómo salir de allí. Ella no puede abrir la ventana, néctar en las flores
no queda, la muerte por inanición es segura. Pero no, le quedaba un recurso,
¡la metamorfosis! ¿Porque no? ya había hecho una de gusano a mariposa ¿porque
no hacerlo a la inversa? ah no, no estaba dispuesta a convertirse en un glotón
y orondo gusano de seda, quería ser otra cosa. Pero qué, cómo y de qué manera.
Ella no dispone de seda para formar un capullo. El monitor del ordenador está
encendido, y en la pantalla observa unas extrañas fibras muy llamativas y
atrayentes con diferentes nombres, Internet, Google, Facebook, Twitter,
MySpace, Tuenti, instagran,
Blogger,
g+,
WordPress…decide que bien podrían
servir para tejer un capullo. Es una mariposa fuerte y con su extensible
espiritrompa comienza a extraer finos hilos de la pantalla envolviéndose en
ellos poco a poco formando un gran capullo hasta quedar completamente encerrada
en la envoltura formada por esa tupida red.
Ella está cómoda en el interior de ese original capullo
tejido con esas fibras especiales y, oh maravilla, lo que hay ahí dentro es
fantástico, un auténtico universo, conexiones instantáneas con cualquier parte
de mundo, contactos con personas conocidas y desconocidas, correos, mensajes,
imágenes, lectura, escritura, todo, todo está ahí, increíble, un mundo virtual,
absorbente. Se está bien ahí, todo es fácil, halagador y satisfactorio. Así va
pasando un tiempo que ella no es capaz de determinar, unas horas, un mes, un
año, años, pero cree que el momento de la metamorfosis ha llagado, nota que el
capullo comienza a resquebrajarse, sobrecogida por la incógnita ve que, por una
apertura, ¡oh sorpresa! aparece una pierna humana, por otro extremo otra y,
despacio muy despacio un cuerpo, brazos y, por ultimo una bellísima cara de
mujer. Fantástico, increíble, se despereza, se palpa y nota que es una persona perfectamente
formada, transcurren unos minutos hasta
que se acomoda a su nueva situación y, seguidamente camina con pasos
titubeantes hacia la ventana. La abre, se asoma y ve edificios jardines,
animales y, personas, personas como ella, nunca las había visto desde esa
perspectiva, ella las veía siempre desde arriba, volando por encima de sus
cabezas. Observa que el suelo está a poca distancia, acerca el sillón y
subiendose en él pasa sobre el alfeizar hasta alcanzar la acera. Ya con pasos
más firmes y seguros, camina y camina disfrutando del contacto físico, de poder hablar, reír, tocar, abrazar, sentir
dolor…todas esas sensaciones de un mundo real
que no cambiaría por la efímera vida de una gran, maravillosa y
extraordinaria mariposa, ni por el ficticio mundo virtual.
La realidad es que el medio Internet ya forma parte de
nuestras vidas y de nuestros modos de relacionarnos. Es una manera más de
comunicarnos, una opción más. Todo lo que hay en la red no es más que un fiel
reflejo de nuestra sociedad. Al fin y al cabo, somos las mismas personas las
que hacemos ambos mundos: el real y el virtual.
Opino que hay mucha gente que se pierde por los entresijos
de la vida online dejando a un lado la vida normal. Pero creo que, como todas
las cosas de esta vida, debemos aprender a marcar un límite en cada cosa.
Porque también es necesario prestar atención a la vida real, y no solo la de
enfrente del ordenador. Creo que con una autoestima sólida, una salud social
estable y una estrategia basada en el control, se le puede sacarle mucho jugo a
las redes.
No es necesario desconectar radicalmente de la Red, sino
hacer acopio del mismo sentido común que se aplica en lo que todavía muchos
denominan mundo real “hay mucha realidad en lo virtual y mucha virtualidad en
lo real”
Así que, pretendo mandar un mensaje para aquellos que se despegan de
la vida. La vida está en la calle, Internet tan sólo es un medio más que nos
ayuda a conservar parte de ella. Porque tan malo es creer que las redes sociales
no sirven para nada como confiar que son
nuestra tabla de salvación. ¡Un saludo y
feliz día!
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