lunes, 27 de agosto de 2012

Pequeña gran cosa (2)


En mi paseo matinal, al acercarme a un parque para juegos, una niña de unos tres años se le ha caído un chupa chups que tenia en su boca; se queda mirando al caramelo manchado de tierra imposible de recuperar, comienza a sollozar, seguido de un fuerte grito, terminando con un agudo chillido que repite una y otra vez con unas breves pausas entrecortadas para tomar aire. Una mujer que está sentada en un banco de madera a la sombra, acude rápida ante el alarmante y escandaloso lloriqueo de su hija, pregunta que le pasa, la niña no responde, pero intensifica con más fuerza los gemidos que llaman la atención de las personas que están por los alrededores, que vuelven la cabeza y miran que es lo que le pasa a la pequeña. La madre al ver el caramelo en el suelo se da cuenta de la situación y le dice que ya vale que no pasa nada, que no tiene importancia; la criatura no solo no cesa sino que agudiza mas sus sentidos gemidos (imaginaros la potencia de unos pulmones nuevos). La señora un poco angustiada ante el alarmante y escandaloso lloriqueo, le repite una y otra vez que calle, y al no obtener resultado y cada vez más alterada le grita ¡¿pero eres tonta?! ¡Hay que ver como te pones por tan poca cosas!
¿Pequeña cosa una golosina para una tierna infante de tres años?
 No cabe duda de que un dulce de agradable sabor que le da placer, satisfacción y bienestar, para ella, es una "pequeña" gran cosa.
Si tienes hijos pequeños, sobrinos, nietos…   

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11 comentarios:

  1. Esa chuche caída en el suelo es tan pequeña y tan grande como la paga de cinco mil euros del político que no le alcanza para vivir. ¡Qué difícil resulta ponerse en el lugar del otro!
    Saludos

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  2. Enfrentamiento generacional, al fin y al cabo.

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  3. ¡Pobrecita!
    Para ella si que era importante, pero en fin, a lo mejor se ahorró algunas caries...jajaja
    Salud

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  4. Me hago una clarísima idea del llanto de la niña ya que estos días mis dos pequeñas nietas, una de ellas de la edad de tu relato, las tengo pasando unos días conmigo y lo que me sobran son llantos, gritos, alboroto, correrías, juegos, peleas, risas, cantos etc. etc..... criaturitas de Dios ¡¡¡¡cuantas satisfacciones nos dan!!!!!! Cómo dice una amiga mía: "los nietos dan dos grandes satisfacciones, cuando llegan a mi casa y cuando se marchan" :-)) Saludos

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  5. la importancia de las pequeñas cosas. Muy tierno, aun con los gemidos
    Un abrazo

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  6. En verdad es un poco traumático para los niños perder su golosina.

    El problema es que no me vieron a mi y a mi querida amiga y mujer,pues cuando emprendemos viajes a los litorales nos llevamos dos bolsones de chupa chus,y así nos aseguramos una fiel clientela de menor edad donde ya se saben la lección aparecen con las manos limpias y dando abrazos y besos sin cesar,pero que satisfacción ver una inocente sonrisa.

    Saludos

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  7. HOLA JOSÉ: HAY QUE PONERSE EN LUGAR DE ESA NIÑA CON TRES AÑITOS, PARA ELLA , ES COMO HABER PERDIDO UN TESORO Y SI ESTE ES DULCE, MAS AUN...YO HARÍA LO MISMO.-
    ME ENCANTO LOS CHUPES QUE HAS PUESTO.-
    UN GRAN ABRAZO.-

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  8. pequeños detalless que a veces los hombres de hoy no sabemos apreciarlo solo la experiencia de la vida hace posible observar cada uno de esos gestos.
    maravillosa reflexion amigo

    D. Milton

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  9. Pero ¿Cómo, pequeña cosa? Si para la pequeña era lo más importante de la vida en ese momento. Mira que hasta a mi me ha dado lástima, con lo dulcera que fui de niña y hasta hoy, es una gran pérdida. A veces las prisas de los padres y la falta de paciencia hace, que no comprendan a los hijos en sus problemas fundamentales y desde allí se va creando el abismo de comunicación, del que después los padres se quejan de sus hijos hacia ellos. ¡Ay Dios!
    Un abrazo.

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  10. Poca desición la de esa madre.
    Seguro que por allí habría una fuente para beber.
    Coge el caramelo, lo lavas muy bien lavado y se acabó la rabieta.

    Saludos, manolo
    http://marinosinbarco.blogspot.com.es/

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  11. Jose gracias por la chuche, porque estoy saboreando una piruleta de tu cesta, y me imagino el llanto de esa niña.
    Un abrazo
    Leonor

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