Restaurantes

Restaurantes hay para todos los gustos (nunca mejor dicho) y paladares,  los hay donde suelen ir a comer los empleados y obreros que trabajan lejos de sus domicilios, los hay también, donde ir por una cita, para celebrar una fiesta familiar o bien por una esporádica salida a una comida o cena con la pareja por alguna circunstancia casi excepcional. Y están los otros, los de renombre, donde todo está elaborado por chefs con chaqueta blanca y enormes sombreros, premiados y condecorados con estrellas Michelin. A estos restaurantes suele ir la gente que no tiene hambre, pero si dinero para pagar cien Euros o más por cubierto, además de hacer la reserva con meses de antelación, los platos son de diseño y lo que ponen en ellos es un poquito de no sé sabe que con unas ramitas de algo verde y unas gotitas de una salsa de colorines, oooh…una obra de arte (eh, que yo no he estado en ninguno de estos, lo veo por la tele). Observo que todo esta cocinado por una mayoría de cocineros ¡hombres! ¿donde están las mujeres? las tradicionales de siempre las abuelas, las madres, capaces de hacer guisos y condimentos de buenísimos sabores y alimento, hechos con pocos recursos y mucha imaginación, ah sí, recuren a ellas cuando hay que anunciar un producto o comida prefabricada en televisión, entonces los anunciantes incorporan la figura de una vieja campesina cocinando como garantía de sabor casero. Esto no quiere decir que no está bien que haya cocineros que, los hay muy buenos, lo que me llama la atención es que se vean pocas cocineras en los grandes restaurantes. ¿Por qué será?

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