Fue en una tranquila noche de verano, cuando la luna lleno
alumbraba con una tenue luz, dos amigos, imberbes muchachos, divisaron en la
distancia a una bella joven que ellos la reconocían como poseedora de un
precioso jardín, decidieron acercarse hasta donde ella estaba y le pidieron si
se lo podía enseñar, ella asintio y moviendo graciosamente su mano, les señalo
un poco desde los peldaño de acceso al jardín donde estaba sentada. Ellos quedaron
boquiabiertos al ver, aunque fue fugazmente, un jardín tan florido. Cada uno de
los chicos portaba un esqueje de rosal, pues pretendían pedirle a la chica que
los plantara en su jardín, como así hicieron, ella quedo mirando los dos hermosos tallos que
tenían un brillo exúltate bajo la claridad lunar, tras una breve observación
decidió que solo platería uno, escogiendo el que le pareció más terso y fresco
de los dos. Tomando de la mano al joven elegido, lo conduce hacia el jardín,
ella camina buscado una zona discreta y apropiada para plantar el esqueje en ese
terreno tan fértil. El adolescente está nervioso y emocionado, casi no podía
cree lo que le estaba pasando con aquella muchachita por primera vez un su vida.
Ella observaba el terreno para escoger una zona discreta, mullida y esponjosa
donde acomodarse para plantar el esqueje. De pronto en el silencio de la noche, a lo lejos, se oyen unas voces infantiles llamando al muchacho por su
nombre pidiendo que regresara a casa, el joven adolescente palideció,
tembloroso, se soltó de la bella muchacha saliendo del jardín a toda prisa. Eran
sus dos hermanos pequeños que le requerían y de los que era responsable, su
madre murió hacia unos años y el padre estaba trabajado. Entraron en casa,
dirigió una desilusionada mirada en la distancia, y cerró la puerta.
Al día siguiente, al ver a su amigo el joven le pregunto si a él
la bella jardinera le planto su esqueje, el amigo le contesto que no, que ella
cerro su jardín y se fue a casa.
Las obligaciones tempranas y responsabilidades asumidas, frustraron a
este joven adolescente en el momento que debería haber vivido el más
bello, dulce y limpio momento florido de su vida, privándole disfrutar en un jardín de primavera eterna.
Hay dos cosas en la vida que una vez que pasaron no volveran, el tiempo y las oportunidades.
Hay dos cosas en la vida que una vez que pasaron no volveran, el tiempo y las oportunidades.
Hola josé , un cuento muy bonito al igual que la foto. Te deseo un buen día besos de flor .
ResponderEliminarEs verdad, un segundo pasado es tiempo perdido, oportunidades si que creo que se pueden presentar varias, hay que saber aprovecharlas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Si, hay que tratar de aprovechar las oportunidades que nos ofrece la vida, pero cuantas desperdiciamos por no identificarlas como tales...
ResponderEliminarSalud
Un cuento muy filosófico, José. Con tu argumento nos llevas a la reflexión de que la vida es un camino de oportunidades: unas las aprovechamos y otras no.
ResponderEliminarUn abrazo.
Interesante el relato, es verdad que el joven se dejó escapar la oportunidad de su vida pero las responsabilidades que a veces nos da la vida nos obligan a rechazar esas oprotunidades que ya nunca volverán.Saludos
ResponderEliminarBien José, en mi humilde opinión es cierto lo que dices, pero me agarro al cambio de perspectiva, osea que el tiempo pasa y no retrocedes, claro, pero pasa y esta pasando valoraló. En cuanto a las oportunidades pues vaya usted a saber caballero si era para goze y disfrute o hubiera salido decepcionado y escaldado, opino que las oportunidades son aquellas que escoges realizar las otras nunca sabrás por tanto mejor olvidar.
ResponderEliminarEs mi forma de no quejarme, jejejeje y aceptar,
besos fuerte ♥♥♥
Pero tenía que cumplir y así lo hizo. La muchacha volverá en el momento adecuado.
ResponderEliminarAbrazos.
Yo estoy completamente de acuerdo contigo José.
ResponderEliminarEl tiempo jamas retorna y las oportunidades,
quizás otras, pero lo que son esas...¡esas no!
Besos.
¡Hola, José! Accedo a tu blog por medio de algo que vi en el de nuestra amiga Bolboreta.
ResponderEliminarLas oportunidades sí, pasan. Con el tiempo las recuerdas con un "...y si...".Luego nos damos cuenta que no serían importantes si las dejamos pasar. El tiempo...¡ese sí que se las trae!.
Por lo poco que he visto de tu blog, me parece sobre todo, refrescante y atractivo.
Creo que seguiré por aquí, si no tienes inconveniente.
Un saludo.
Amigo José, este Relato una vez leído y escribiendo el Comentario, aún sigo pensando en las oportunidades.
ResponderEliminarEl Tiempo es pasado y futuro, el Presente ya ha pasado.
Saludos, manolo
Hola amigo José creo que las oportunidades no se deben dejar pasar ya que no se vuelven a presentar, aunque vengan otras nuevas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Comparto lo que dice Emilio y solo hacer una observación
ResponderEliminarEso de una oportunidad es muy relativo, también podría haber salido escaldado el chico, nunca sabemos si aquella acción que no hicimos hubiera sido positiva, quizás tu destino no era el que se cruzó en el camino; en definitiva que hablando de oportunidades es todo muy relativo, se te cierra una puerta pero se te abre otra y volverán situaciones similares quizás muchas veces...depende
Hola, José.
ResponderEliminarSé que hace muy poco que nos pusimos en contacto, pero me parece que me has ayudado mucho después del malentendido con tRamos.
Cuando tengas tiempo, pásate por mi blog, tengo algo para ti. No sé si es adecuado, pero me parecía correcto.
Un abrazo ^_^
Que hermoso relato, José. Muy de acuerdo con la enseñanza que nos entrega las oportunidades a veces se presentan una sola vez y el tiempo vuela.
ResponderEliminarQue pena que no podamos retroceder en el tiempo y que el futuro sea tan incierto.
Gracias por tu visita a mis blogs y tus siempre amables palabras.
Un saludo cariñoso y feliz fin de semana junto a los tuyos.
SIEMPRE HE PENSADO QUE SI LAS OCASIONES SE PRESENTAN Y NO LAS APROVECHAMOS, ES PORQUE NO INTERESABAN.
ResponderEliminarA veces hay que atender lo primordial, y en este caso, era atender a su familia
Un abrazo
LEONOR