miércoles, 14 de diciembre de 2011

La sombra de la maldita soledad



Todos los años por estas fechas Navideñas que son tradicionalmente momentos de reunión familiar, en algunos hogares hace tiempo en algunos casos, y recientemente en otros, falta algún miembro familiar a los que se les recuerda de manera especial en estos días, aun cuando se les tiene presente en todo momento en la memoria.
Los mayores, que por edad acumulan gran número de recuerdos por aquellos que se fueron por diversas circunstancias, se sobreponen a estos recuerdos con la alegría de ver reunidos en algunos casos un reducido grupo y en otros un extenso número de personas entre ellos nietos o biznietos en los que encuentran una parte de sí mismo y de los que faltan.
Este tema aunque muy manido en estos momentos, viene a cuento por una iniciativa de una localidad madrileña cuyo Ayuntamiento está ofreciendo “ningún mayor solo en Navidad”  y que me ha llamado la atención. Habitualmente las grandes ciudades como Madrid por ejemplo, a las personas más desfavorecidas y necesitadas les ofrecen un alberge municipal donde se les da cena y cama por una noche.
Este Ayuntamiento del que hablo ofrece: “la posibilidad de pasar la Noche buena y Fin de año en un ambiente cálido y familiar dormir en el centro y comer al día siguiente para poder disfrutar de este servicio es imprescindible vivir solo y estar empadronado en la localidad”
Subrayo lo de ambiente familiar, por lo difícil que tiene que ser crear esa situación con un grupo de personas (quince según la oferta) donde es posible que algunos estén solos, por fallecimiento de sus allegados, otros por abandono de sus desaprensivos familiares y aquellos que se consideran culpables de que esta maldita vida se haya dejado llegar hasta aquí…

A propósito, hace unos días, me encontré con mi amiga María y después de charlar un rato nos despedimos deseándonos lo mejor para estos días, ella concluyo con los ojos húmedos y la vista nublada con estas palabras – Ay Pepe, la soledad es mala, muy muy mala
Un cariñoso recuerdo desde aquí para ella.

Y para todos vosotros mi deseo de jamás ¡jamás! Os alcance (nos alcance) la sombra de esa maldita y fea SOLEDAD sobrevenida.

 Mis sinceros deseos de paz y felicidad para ti