viernes, 11 de diciembre de 2015

Los demás son nuestro reflejo



Un relato tradicional glosado por Paulo Coelho cuenta que Abel y Caín llegaron a un gran lago y se acercaron a la orilla para contemplar sus aguas.

–Aquí dentro hay alguien- comento Abel a su hermano, sin darse cuenta de que estaba viendo su propio reflejo.

Puesto en alerta por si se trataba de alguna criatura amenazadora, Caín levantó su bastón y se asomó a las aguas. Al ver que la imagen hacia lo mismo, permaneció muy quieto esperando el golpe.

A su lado, Abel miraba su propia imagen en el lago, que le regalo una sonrisa. Eso le provoco una carcajada, y el ser  del lago hizo lo mismo.

Al alejarse de allí, cada uno de los hermanos se fue con una experiencia opuesta. Caín se decía: “¡Que violentos son los seres que viven en el lago!”

Por su parte, Abel pensaba: “¡Qué lugar tan agradable! En el lago viven seres amables y risueños”.

Esta fábula ilustra de una forma reveladora cómo nuestras relaciones con los demás están marcadas por nuestras ideas preconcebidas. La persona que ve a todo el mundo como una amenaza actúa con tal desconfianza y agresividad que provoca esas mismas actitudes por parte de los demás. En cambio, si mostramos una expectativa de bondad y colaboración, atraeremos a personas de ese mismo signo.



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