martes, 21 de octubre de 2014

LA SINESTESIA



La Sinestesia es un  desorden (o un regalo del cielo) y que padecen (o gozan) muchas personas en la intimidad. El cielo y el infierno juntos.

Sinestesia, el arte de ver la música, tocar la tristeza y oler los colores. Entre otras cualidades de este fenómeno se encuentra la de escuchar y distinguir sonidos que una persona “normal” no puede, poseer una memoria prodigiosa que les permite recordar hechos con un nivel de detalles asombroso y otras capacidades extraordinarias. La Sinestesia consiste en unir dos imágenes o sensaciones procedentes de diferentes dominios sensoriales, como por ejemplo cuando se dice del color verde que es “chillón”, o de un sonido, que es “blanco”.

El cerebro, esa masa compacta, controla cada aspecto del pensamiento del movimiento…todo está ahí. Es un mundo, un universo. El cerebro tiene la capacidad prodigiosa para recordar. Es maravilloso poder recordar cuando lo deseas, y horroroso cuando sientes que no puedes evitar hacerlo, todo queda ahí, almacenado en la memoria y en un momento dado basta una pequeña cosa para que salgan a flote sucesos que están guardados, seleccionados. Lo hacemos porque tenemos un mecanismo que nos dice esto sí y esto no. imaginemos sin este mecanismo que sucedería. Si guardamos todo lo que sucede en un día, donde recibimos montañas de información desordenada. Si cerramos los ojos y todo eso apareciera de golpe no lo podríamos soportar.     

¿"La memoria es la inteligencia de los tontos"?
No, la inteligencia es una cosa muy diferente. La memoria es la capacidad de almacenar datos y conocimientos en nuestro cerebro. La inteligencia es la capacidad que tenemos de entender, discernir y decidir. Ambas se complementaban. La inteligencia tampoco es lo mismo que ser listo o sagaz.


.

jueves, 9 de octubre de 2014

Ensimismado


Quedar ensimismado es meterse dentro, en-si-mismo, uno explora, rumia, anticipa, visualiza, medita o contempla. Es estar en contacto con nuestra interioridad, buscar conocerse, autoanalizase. A veces uno se puede quedar ensimismado con el vuelo de una mosca, con la vista fija en la pared, en el techo o mirando a un sito sin ver.

Todos practicamos algún tipo de estado de ensimismamiento, aunque su propósito es diverso. A veces solo buscamos un ratito para con nosotros; hacerle hueco a nuestro cuerpo para que respire y a nuestro espíritu para que se encuentre. Otro efecto del ensimismamiento es el de aquellos que  parecen no vivir en su mundo sino en el de otro, te miran pero no te ven, te oyen pero no te escuchan. Por su mente pasa de todo menos lo que exististe más allá de su nariz. Es bueno cultivar la vida interior, su exceso, permanecer demasiado dentro de la madriguera puede acarrear el acabar siendo poseído por los fantasmas propios.

Hay que reconocer que dentro de la madriguera se está muy bien. No hay que hacer papel alguno, no hay que quedar bien con nadie, no hay que hacerse cargo de las obligaciones, ni actuar con el riesgo de equivocarse. Hay una vida hacia uno mismo, sus intereses, ritmos, apetitos, deseos y necesidades.
Es la vida del ego. Hay que diferenciarla de la vida interior.

“Cuando el pájaro y el libro discrepan, siempre cree en el pájaro” (James Audubon)