“El conformismo es el carcelero de la libertad y el enemigo
del crecimiento” (J.F. Kennedy)
Una fábula muy antigua (que posiblemente muchos conoceis), relata
que, "un maestro quería enseñar a su alumno una lección sobre evolución personal.
Para ello buscan una familia muy pobre en un pueblo muy pobre y encuentran una
que solo sobrevive gracias a una vaca que les da leche con la que se alimentan.
La familia había creado un mundo alrededor de su vaca y, más que vivir de ella,
vivían para ella. Todo su tiempo lo dedicaban a la vaca en lugar de dedicarlo a
buscar otras alternativas de vida.
Cuando la familia no se dio cuenta, el maestro mató a la
vaca con un cuchillo ante el asombro de su alumno, el cual no entendía el
motivo por el que el maestro había matado al único medio de supervivencia de la
pobre familia.
Un año después de aquel episodio el maestro y el alumno
fueron al pueblo a buscar a la pobre familia. Cuando la encontraron, en el
lugar dónde estaba la antigua choza en la que vivían, encontraron una gran casa
de la que vieron salir al padre de la familia y se acercaron a hablar con él.
Al preguntarle por lo que había pasado en ese año, el padre explicó que, desde
que algún desaprensivo mató a su vaca, la vida les había cambiado radicalmente
ya que no tuvieron más remedio que buscarse la vida para salir adelante.
En el lugar dónde vivía la vaca habían plantado una serie de
verduras y hortalizas que, como producían más de las que ellos consumían,
empezaron a vender los excedentes y con el dinero que ganaban plantaban más y
seguían vendiendo. Al poco tiempo habían conseguido crear un medio de ganarse
la vida mucho mejor que vivir de lo que la vaca les daba”
Todos
tenemos vacas que matar. ¿La vaca? la vaca es la costumbre, la educación, las autolimitaciones,
el miedo, los problemas laborales, sentimentales… la vaca son nuestros propios
prejuicios. Es una realidad en la vida de muchas personas, que viven o vivimos
aferrados a algo que no nos satisface por el miedo a caer en un vacío aún
mayor. ¿Existiría realmente ese vacío si nos atreviésemos a soltarnos? ¿o,
sencillamente empezaríamos a vivir realmente? Uno sabe cuál es su “vaca”, la
pregunta es cuándo sacrificarla... y atreverse a hacerlo.
.